martes, 10 de septiembre de 2013

En España el suicidio es la primera causa de muerte violenta

En España el suicidio es la primera causa de muerte violenta, se cobra más vidas que los accidentes de tráfico. Sin embargo, casi no existen programas de prevención, al contrario de lo que ocurre en el asfalto.
Las cifras de personas que a diario se suicidan son impresionantes. Cada 40 segundos, según la Organización Mundial de la Salud, alguien hace algo definitivo para acabar con su existencia.
Cuando en el 2003 se decidió que el 10 de septiembre fuera el día internacional dedicado a la prevención del suicidio, cuatro países de Europa Oriental acaparaban los primeros lugares. En el otro extremo, América Latina mostraba las tasas más bajas junto con países musulmanes. De África nada se sabía.
Diez años después, el panorama epidemiológico poco ha cambiado a pesar del esfuerzo de muchos individuos, organizaciones civiles, asociaciones de salud mental y algunos gobiernos.
Dicen los expertos que es la causa más común de muerte entre los 15 a 24 años de edad. Tan es así, que más jóvenes acaban suicidándose que siendo víctimas de asesinatos y guerras. Aún cuesta trabajo entender que casi la mitad de las muertes violentas en la juventud se deban a suicidio.
Se calcula que al final de esta década morirán 1.5 millones de personas, cada año, por auto-eliminación.
¿Y los viejos se suicidan?
Cada 90 minutos, una persona de 65 años o más acaba con su vida; 16 muertes diariamente, que significan la quinta parte del total de suicidios. Y aunque poco se dice al respecto, los viejos se suicidan dos a tres veces más que los jóvenes. Además, debe sumarse el “suicidio silencioso” que se inicia cuando el viejo decide dejar de tomar sus medicamentos u opta por sobredosificarse, se niega a comer y a tomar agua.
También ocurren “suicidios dobles” cuando se involucra a la pareja y ambos se quitan la vida en una acción concertada. Los viejos, en general, tienen menos probabilidades de ser encontrados con vida y asistidos después de un acto suicida debido al aislamiento social, su fragilidad biológica y al empleo de métodos letales.
A final de cuentas, la desigualdad socio-económica preponderante, el creciente desempleo y la incertidumbre de oportunidades hacia el futuro son los factores de riesgo suicida más poderosos en los tiempos que nos toca vivir.

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