lunes, 20 de mayo de 2013

Obtienen células madre a través de la clonación


Científicos de la Universidad de Oregón (EE UU) y del Centro de Investigación Nacional de Primates de Oregón han reprogramado por primera vez células humanas de la piel para obtener células madre embrionarias capaces de transformarse en cualquier otra célula del cuerpo. Los autores del trabajo stán convencidos de que las terapias con estas células permitirán reemplazar células dañadas en diferentes órganos y tratar la enfermedad de Parkinson, la esclerosis múltiple, las enfermedades cardíacas y los daños medulares, entre otras patologías.

El hito científico, dado a conocer en la revista Cell, ha sido posible usando la técnica de transferencia nuclear de células somática (SCNT, por sus siglas en inglés) que se empleó para obtener a la oveja Dolly, el primer mamífero clonado de la historia. La técnica implica transplantar el núcleo de una célula adulta, con el ADN de un individuo donante, en un óvulo al que previamente se le ha extraído el material genético. A partir de este último se obtienen células madre que pueden dar lugar, a su vez, a células hepáticas, neuronas o células cardíacas que "no serían rechazadas por el paciente durante un trasplante, ya que contienen su mismo material genético", tal y como aclaran los científicos. Se trata de un avance decisivo para la medicina regenerativa que, además, evita algunos problemas éticos, ya que no implica el polémico uso de embriones fertilizados. La técnica fue desarrollada inicialmente en monos y aplicada después a células humanas.

El nuevo método puede ser considerado una técnica válida para clonar células madre (clonación terapéutica) pero a priori no serviría para crear clones humanos (clonación reproductiva). "Nuestra investigación va dirigida a generar células madres para combatir enfermedades; la clonación humana no solo no es nuestro objetivo sino que, además, no creemos que sea posible mediante este método", ha declarado Shoukhrat Mitalipov, responsable del estudio.



miércoles, 8 de mayo de 2013

Meditación y la actividad cerebral


Cuando meditamos aumenta de manera notable la actividad neuronal en áreas del cerebro implicadas en la empatía, es decir, en la capacidad de ponernos en el lugar de los demás y. Concretamente, científicos de la Universidad de Emory usaron resonancia magnética para estudiar el cerebro de personas que meditaban y comprobaron que, en comparación con quienes no lo hacían, tenían más activas las neuronas de la corteza dorsomedial prefrontal y el giro frontal inferior, dos estructuras que participan en el reconocimiento del estado emocional de las personas que nos rodean.

Empatía. Cuando meditamos aumenta de manera notable la actividad neuronal en áreas del cerebro implicadas en la empatía, es decir, en la capacidad de ponernos en el lugar de los demás. Concretamente, científicos de la Universidad de Emory usaron resonancia magnética para estudiar el cerebro de personas que meditaban y comprobaron que, en comparación con quienes no lo hacían, tenían más activas las neuronas de la corteza dorsomedial prefrontal y el giro frontal inferior, dos estructuras que participan en el reconocimiento del estado emocional de las personas que nos rodean.

Aprendizaje. Según recogía hace poco un artículo de la revista Mindfulness, investigadores de la Universidad George Mason (EE UU) han demostrado que practicar meditación antes de clase ayuda a que los estudiantes universitarios se concentren mejor y retengan mejor los contenidos que imparte el profesor, por lo que recomiendan meditar durante 6 minutos antes de entrar al aula. 

Conexiones. La meditación aumenta la plasticidad neuronal y mejora la coordinación entre las células del cerebro, según un reciente estudio publicado en la revista PLOS One basado en resonancia magnética cerebral con espectroscopia, una técnica que permite medir sustancias químicas en una determinada región del cerebro. Los autores del trabajo identificaron un incremento significativo de la conectividad a nivel de las fibras de la sustancia blanca, que comunican ciertas estructuras profundas, como el tálamo, con la corteza parietal superior izquierda, la parte del cerebro que controla la consciencia de uno mismo. Además, los experimentos revelaron que el mioinositol está aumentado en el cíngulo posterior de los meditadores. Este cambio neuroquímico podría ayudar a regular la respuesta inmune y reducir la ansiedad y la depresión, según los investigadores.

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