viernes, 22 de junio de 2018

DIFERENCIA ENTRE COMPASIÓN Y PENA





La Compasión es un sentimiento humano que se manifiesta desde el contacto y la comprensión del sufrimiento de otro ser.

La Pena es el sentimiento de tristeza y ternura producido por el padecimiento de alguien.

Hay una gran diferencia entre estos dos conceptos:

Primero, voy a explicar la pena.

Cuando vemos a alguien pasando algún tipo de situación difícil, hace que salga en nosotros una sensación a la que llamamos pena pero que también acaba despertándonos una sensación de sufrimiento. Nos ponemos en el lugar del otro, empatizamos y generamos dentro de nosotros un sentimiento, mezcla de tristeza y ganas de ayudar, sumado muchas veces al sentimiento de impotencia cuando no podemos hacer nada.

Ver a alguien en sufrimiento también puede despertar en nosotros un sentimiento de culpa por estar bien, mientras que el otro no lo está. En realidad estamos empatizando con el sufrimiento del otro, lo que nos vá a llevar a ser menos útiles si queremos ayudarle. Puedes sentir compasión por la desgracia que le esté ocurriendo al otro, pero si caes en la pena te restará capacidades para poder prestarle ayuda. Es como creer que debes sentir el mismo sufrimiento para poder entenderle y ayudarle, y no es así, sentir compasión no lleva implícito sentir  el dolor del otro.

Otro aspecto que también queda escondido detrás de la pena, es el sentimiento de superioridad y creemos que los otros no son capaces, lo suficiente, para encontrar una manera de resolver sus problemas y superar las adversidades, y aquí llega nuestro ego salvador que nos sitúa en un plano superior y nos hace creer que nosotros si que sabemos lo que hay que hacer para evitar el sufrimiento. Eso nos trae una sensación de que somos mucho más importantes,más listos y en definitiva superiores al otro. Acabamos, entonces, por alimentar una situación de dependencia donde ayudamos al otro, no para verlo crecer y que sea independiente y, si, para que nosotros nos sintamos importantes. Inconscientemente, quedan las dos partes saboteando el crecimiento uno del otro en esta relación dependiente.

Lo que parece ser un acto de bondad y generosidad acaba siendo en realidad un acto egoísta, pues la supuesta ayuda apenas alimenta nuestro ego y acaba impidiendo al otro crecer, no respetamos que debe tener sus propias experiencias, al igual que nos pasa a nosotros, para poder superarse y evolucionar hacia donde  el tenga que ir, que pos supuesto no es el mismo lugar al que tendremos que llegar nosotros. Cada uno debe recorrer su camino y las experiencias de los demás no nos sirven a nosotros, de igual forma que las nuestras no sirven a los demás. Si quieres ayudar muestra el resultado en tí de lo que eres por tus decisiones, no intentes que utilicen las tuyas, puesto que cada cual tiene su propio camino que recorrer. Sé ejemplo de lo que eres, y no te pares en querer decir a los demás lo que deben hacer, respetar su proceso de la misma forma en que los demás deben respetar el tuyo.

Por el contrario el sentimiento de compasión está completamente desprovisto de cualquier tipo de culpa, tristeza por el otro, impotencia, dependencia.
Se basa en el sentimiento de que el otro es capaz de superar sus propias dificultades. La compasión está desprovista de negatividad. 
En ese estado, iremos a reconocer el sufrimiento de otra persona pero sin arrastrarnos para sufrir junto con ella. Entenderemos que aquello es parte de su aprendizaje y que ella tiene la capacidad para superarlo. Y con esta sensación interna puedes ayudarla a levantarse tal y como ella te lo pida, escuchando lo que necesita y ver si se lo puedes dar para ayudarla, pero sin prejuzgar que tú tienes la forma adecuada de hacerlo, dale la ayuda que te pida y puedas y solo eso, no intentes arreglarle la vida, puesto que sólo puedes arreglar la tuya.

En algunos casos será posible ofrecer alguna ayuda. Cuando la ayuda es basada en la compasión, esta será verdadera y traerá el real crecimiento del otro, pues nuestra acción no estará contaminada con la necesidad de ser importante y superior al otro, causando dependencia y baja autoestima. En otros casos no tendremos cómo ayudar al otro, aún así, estaremos en paz, no habrá la sensación de impotencia, puesto que no tenemos ninguna responsabilidad en su vida, y ayudaremos desde la igualdad no desde la creencia de superioridad que conlleva la pena.

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