miércoles, 16 de mayo de 2018

¿EN QUÉ CONSISTE EL DESAPEGO?

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¿EN QUÉ CONSISTE EL DESAPEGO?

Para entender el desapego primero veamos qué es el apego.

Apego: Estado emocional de dependencia a una cosa, situación, estado o persona determinada. Va acompañado de la creencia (la certeza) de que sin esa cosa, estado o persona no puede ser feliz. El apego nos da una falsa sensación de seguridad al mantenernos en lo conocido.

Los apegos más comunes suelen ser al trabajo, al padre, ser padre, la madre, ser madre, los hijos, la pareja, los amigos, el dinero, la casa, el coche, pero puede ser a muchas otras cosas y situaciones.

Las principales características que podemos observar en las personas son:
  • Personas muy mentales.
  • Patrones e ideas fijas.
  • Prejuicios y jucios de valor hacia los demás (crítica)
  • Resistencia a los cambios. prefiere mantenerse en su zona de confort (miedo al cambio)
  • Tozudez, testarudez
  • Soberbio, poca empatía
  • Muy estructurado, hábitos rígidos
  • Dependiente emocionalmente de otras personas, cosas y situaciones
Hay dos aspectos ligados al apego, uno positivo que consiste en la sensación de placer al conseguir aquello a lo que estás apegado, y que dura un instante. Y otro negativo que es la sensación de continua amenaza y tensión, que te hace sentir inquieto, insatisfecho, falto de coherencia emocional, infeliz, sensación de escasez, miedo a perder.

El apego es una forma de control, querer que las cosas sucedan como yo quiero que sucedan, y cómo no es así, me convierto en una víctima de la vida, utilizando como arma la queja constante, y responsabilizar a lo externo como la causa de tus males.

El apego cuando eres niño es necesario, apego a tus padres, son los que cubren tus necesidades para sobrevivir, el problema surge cuando al hacerte adulto la persona sigue comportándose igual, pendiente de que los demás llenen tus exigencias y comienzas a sentir inseguridad, miedo, ya que no has tenido un proceso de maduración completo, y mantienes ese apego a las personas, cosas y situaciones. Nos mantenemos emocionalmente niños y seguimos dependientes de todo y todos, con miedo ante las decisiones que tenemos que tomar de forma adulta y responsable. No llegamos a comprender que somos responsables de nosotros mismos y de nuestra felicidad, y en su lugar recibimos miedo y ansiedad al creer que los demás cubran tus decisiones, lo cual es imposible.

Al mantener la idea de que necesitamos que las cosas sean como nosotros queremos, y de que los demás tienen la "obligación" de completarnos y darnos lo que no somos capaces por nosotros mismos, nos hacemos maestros del chantaje emocional con el objetivo de conseguir lo que deseamos. Hacemos sentir culpables de nuestra infelicidad a los demás, a la sociedad, la crisis, los gobiernos, etc, y nosotros somos una víctima de todo lo que nos ocurre. Esta situación nos puede llevar a la hipocondría (trastorno mental que se caracteriza por una preocupación constante y obsesiva por la propia salud y por una tendencia a exagerar los sufrimientos, que pueden ser reales o imaginarios).

La identificación con todo aquello a lo que estamos apegados es el origen del apego. La mente (ego) cree que va a morir si pierde esas cosas o personas a las que nos aferramos. Sin eso la vida deja de tener sentido, cuando es justo lo contrario. Cedes el poder de gobernar tu vida a todo lo externo.

Es muy importante diferenciar entre el bienestar social y la felicidad. El poseer un coche estupendo, un trabajo bien remunerado, una vivienda digna, dinero, etc es algo que nos proporciona bienestar, y está genial, no necesitas tirarlo todo por la ventana e irte a meditar a una montaña. Todo lo contrario, a todos nos gusta una buena comida, la comodidad de una buena casa o un buen coche, pero es muy diferente pensar que tu felicidad depende exclusivamente de ello, puesto que la felicidad depende solamente de tí, de tu actitud, de comprender que lo material te da bienestar pero no felicidad.

Veamos un ejemplo, recordar cuando compras un buen coche y a los pocos días ya estás interesado en el nuevo modelo y comienzas a imaginar lo fantástico que va a ser cuando lo puedas comprar. Lo último a lo que tu mente presta atención es a disfrutar de lo que tienes. Y lo curioso es que sabes que el haberte comprado ese magnifico coche, casa, o lo que sea, no te hace sentir mejor, no eres más feliz, pero tu mente no lo quiere reconocer aunque lo sientas en tu interior.

En realidad lo que esperas es que los demás te admiren por ese gran coche, creyendo que así te sentirás especial siendo admirado por los otros, pero es falso y lo sabes, y a pesar de ello sigues comportandote así. Nuestra mente (ego) nos lo muestra pero no le hacemos caso. Y lo curioso es que si le haces caso, tu propia mente, que te lleva a querer ser admirado, te obedecerá y dejará de producir la necesidad de aparentar, puesto que ya ha aceptado que hacerlo no te da la felicidad que buscas.

El apego no está en el coche, sino en dar satisfacción a lo que yo creo que piensan los demás, sin saber lo que piensan en realidad. La contradicción es tal que los demás hacen lo mismo y están preocupados en lo que tú pensarás de ellos, y así en una espiral sin final.

Condiciono mis decisiones y mi actitud en la vida a lo que creo que van a pensar de mí, y por otro lado no quiero que nadie me diga lo que tengo que hacer. Una vez más abandonamos el ser coherentes con la vida y vivimos en un sueño, en un matrix, donde todos aceptamos una reglas que no satisfacen a nadie.

EL MAYOR APEGO DEL SER HUMANO ES LA INFELICIDAD, ya que ser feliz implica aceptar que todo cambia y la vida no es como yo quiero que sea, sino que consiste en agradecer y disfrutar de lo que tengo y dedicar mis esfuerzos, en ver que hago en cada situación, en lugar de intentar cambiarla, convirtiéndote en un agujero negro insaciable, siempre pidiendo a la vida y a los demás, y con mucho que te den nunca te sientes saciado.

Si identificamos la vida con tener dinero, ser madre o padre, tener una pareja que haga lo que yo quiero y cuando quiero y de la forma que yo quiero, lo único que vas a conseguir es empequeñecerte, ya que nosotros somos mucho más, y este rechazo a ser todo lo que podemos ser es el origen de lo que nos hace sentir incompletos, infelices.

Las experiencias que consideramos negativas en nuestra vida, esas conductas del pasado que queremos borrar, como si nunca hubiesen ocurrido, nuestro cerebro reptiliano las graba a fuego para cumplir su función: la supervivencia. Su función también es el aprendizaje, no la flagelación. Es el aprendizaje de las consecuencias que traen nuestras decisiones,  para cumplir con nuestra evolución, con el objetivo de que la próxima vez las corrijas para tener una nueva experiencia, no para que lo repitas una y otra vez para tener razón. Siguiendo con el funcionamiento del cerebro veamos ahora el funcionamiento del neocortex. Éste recoge toda la información acumulada por el cerebro reptiliano, las negativas y las positivas junto con las emociones asociadas para archivarlas por departamentos de emociones, no por fechas temporales, y como llevamos años repitiendolas en nuestro día a día nos convierte en adictos de estas emociones, de estos pensamientos, de modo que necesitamos estar recordando estos hechos del pasado para darnos la dosis diaria de negatividad y de miedo o de positividad y alegría.
Ahora dependerá de nosotros, de nuestra actitud, de nuestra intención el recuperar con mayor insistencia lo negativo o lo positivo. Sabemos que lo más natural es que jamás vuelvan a ocurrir de igual forma ya que queramos o no hemos conseguido un aprendizaje que lo impedirá en la mayoría de las veces. Y aún así nos quedamos con esas frases que tanto nos gusta decirnos: "yo no valgo para eso" " jamás lo conseguiré", "ya me pasó antes" "siempre pasa lo peor" "seguro que no me va a salir bien" "que va a ser de mí con la edad que tengo" . Nos trae el recuerdo de la vez o veces en que fracasé y se manifiesta en el presente como una CREENCIA de que yo no puedo, y claro está así ocurre, ASÍ LO CREAS TÚ. De igual forma funcionan los pensamientos positivos, solo depende de cada uno, de nuestra voluntad el traer al presente uno u otro pensamiento.

Reflexionemos un momento y seamos conscientes que los recuerdos de nuestras experiencias pasadas cuentan con una gran imprecisión, la mente rellena los recuerdos para hacerlos manejables para nuestro intelecto. Veamos un ejemplo sencillo como puede ser una película de cine, quedamos con unos amigos para verla y al salir comentamos las escenas y los momentos más destacables de la misma. Puedes observar cómo la opinión de cada cual no es la misma, a veces incluso es opuesta, parece que hemos visto una película distinta, en tan solo unos minutos afirmamos categóricamente visiones distintas de las mismas secuencias, cada uno ha hecho su interpretación según su propia visión, es decir, cada uno nos proyectamos y vemos de forma diferente la misma película. Si a esto añadimos el paso del tiempo que va poco a poco diluyendo  los recuerdos, podéis haceros una idea de lo lejano que es nuestro recuerdo de lo que realmente ocurrió. Nuestros recuerdos son interpretaciones que varían según sean nuestras creencias, apegos, enseñanzas, padres, maestros, realmente no vemos al 100% la realidad sino nuestra interpretación de la misma, la realidad se compondría de la suma de las interpretaciones de todos los participantes, no solo de la nuestra.

Es decir, nos quedamos atrapados en el pasado y no le damos ninguna oportunidad al presente, estamos apegados a las emociones y sentimientos  negativos del pasado de manera nociva para nuestra vida. Y nos condiciona de tal forma que inconscientemente vamos buscando situaciones y personas que nos confirmen en nuestros apegos y creencias, recibiendo nuestra dosis adictiva, repitiendose una y otra vez, y llegamos a creer que no puede ser de otra forma. Pero no es así, está en nuestra voluntad el cambiar esta espiral.

Demos otra vuelta a esta explicación y volvemos por un momento a la niñez. Como niños para conseguir la aceptación de nuestros padres, maestros, familia y la sociedad en general, nos comportarnos como nos dicen que hay que hacerlo: "si sigues comportandote asi nadie te va a querer" "si quieres ser alguien debes comportarte bien" "vas a terminar mal como sigas así", etc...

Pasamos de ser nosotros a obedecer a como quieran que seamos, de aquí que nos importa tanto la opinión de los demás. Este aprendizaje es tan continuado y durante tanto tiempo que llegamos a olvidar lo que nos gusta y cómo queremos vivir, y nos limitamos a dar gusto a lo que nos dicen los demás, que a su vez hicieron lo mismo, dejando de sentir nuestro verdadero yo y creando un muro de protección que oculta nuestra verdadera naturaleza con la equivocada idea de no sufrir.

Pero la mayor fuente de sufrimiento nace de la falta de coherencia en nuestras vidas. Entendiendo la coherencia cómo pensar, sentir y hacer lo mismo.

Cada personaje que vamos creando para adaptarnos a las exigencias de nuestro entorno, constituye una entrega, una cesión de una parte de las decisiones de tu vida, vas entregando tu vida a los demás, a lo externo, alejándote de lo que sientes y te gustaría ser, y tu energía se va perdiendo en el mantenimiento de ese personaje en lugar de tomar las riendas de tu vida. Dejas de disfrutar y comienzas a vivir en modo automático repitiendo los patrones que la convención social y familiar te indican como correctos. El desapego a este programa mental, a este automatismo, es el camino hacia la liberación de tu verdadero sentir, de tu verdadero ser, y lo que más nos cuesta reconocer es que solo lo puedes hacer tú, no puedes responsabilizar a otros, es pasar de ser ese niño obediente a ser un adulto responsable de tus actos y acciones.

Hay que reconocer que hay que ser muy valiente para aceptar la responsabilidad de tu vida, pero también hay que reconocer que al hacerlo te conviertes en un ser libre que sólo da cuentas de sus acciones a sí mismo, sin estar esclavizado por su entorno, por el programa mental que nos han ido introduciendo poco a poco, año tras año.

Sin darnos cuenta nos hacemos fanáticos de nuestro esquema de creencias, "solo yo tengo razón", nos apegamos a ellas con todas nuestras fuerzas. Y ahora reflexiona y piensa en las consecuencias a las que llevan los fanatismos, y te darás cuenta de lo nocivo que es tener una mentalidad apegada a un rígido sistema de creencias, sin comprender y aceptar que cambiamos de opinión muchas más veces de lo que somos conscientes.

Tenemos que flexibilizar nuestra posición en la vida, comprender que cada cual tiene una forma de ver la realidad, que es fruto de toda una vida de experiencias y creencias que nos han ido dando sin contar con nuestra verdadera forma de sentir. El tender a una coherencia emocional y respetar la de los demás, es algo necesario no sólo para respetar a los demás, sino por nosotros mismos, para dejar a un lado esa sensación de no vivir como realmente quieres. Comprender que lo que tú y solo tú sientes como tuyo es el camino hacia el que debemos orientarnos.

Si sólo orientas tu vida a conseguir el bienestar que nos da el dinero, la casa, el coche, el trabajo, la pareja, los hijos, para cuando postergas tu propia vida, lo que necesitas es dedicarte a tí, algo que solo tú puedes hacer y por supuesto no se lo exijas a los demás, que bastante tiene cada uno con su vida.

Comprende que tú no eres tan sólo tú pasado, sino que también eres fundamentalmente, tú presente, tu día a día, no el mañana sino el hoy, que es la única realidad que tenemos. Si usas tu presente para tú realización personal comenzarás a dejar de sentir ese vacío existencial que te acompaña. Date permiso para ser quién quieres ser, tomando como guía tus propias emociones, esas que te dicen lo que te gusta y lo que no. Es verdad, que ocurren cosas desagradables en la vida, pero no es para amargarnos y quejarnos, sino para fortalecerse y aprender.

Siempre puedes preguntarte: ¿ante esta situación que es lo mejor que puedo hacer? en lugar de sólo quejarte de ella.

¿QUÉ ES EL DESAPEGO?

Una vez comprendido lo que es apego, vamos a despejar la duda de que es el desapego.

Si buscamos su significado en el diccionario encontramos DESAPEGO: "Falta de afecto o interés por una persona o cosa".  Esta definición nos produce una sensación de frialdad e incluso egoísmo, pero no es a esto a lo que nos referimos. Nada más lejos de la realidad, no significa en absoluto desprendernos de todo aquello que nos importa, rompiendo vínculos afectivos o relaciones personales con quienes forman parte de nuestro círculo personal. SIGNIFICA BÁSICAMENTE EN SABER AMAR, APRECIAR E INVOLUCRARNOS EN LAS COSAS DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS EQUILIBRADO Y SALUDABLE, LIBERÁNDONOS A SU VEZ DE ESOS APEGOS, ESOS EXCESOS QUE NOS PONEN CADENAS Y NOS AMARRAN CORTÁNDONOS LAS ALAS PARA SER FELICES.

Es la opción de vivir con más honestidad, con más coherencia, de acuerdo con nuestras necesidades reales y no impuestas, ofreciéndonos a su vez la opción de crecer, de avanzar con conocimiento de causa y aceptación del cambio que impera en la vida. Todo ello sin dañar a nadie, y sin que nadie nos ponga tampoco su cerco camuflado con las cadenas del amor pasional, filial o incluso materno.

¿CÓMO PUEDO PONERLO EN PRÁCTICA?

PRIMERA LEY: ERES RESPONSABLE DE TI MISMO

Nadie va a retirar cada piedra que te encuentres en tu camino, al igual que nadie va a respirar por ti ni se va a ofrecer como voluntario para cargar tus penas o sentir tus dolores. Tú mismo eres el artífice de tu propia existencia y de las decisiones que tomas cada día, así como de sus consecuencias.

Por eso el primer paso es tomar conciencia de esta primera ley y aceptar que eres el único responsable de ti mismo.

No pongas en el bolsillo de los demás tu propia felicidad, deja de pensar que para ser feliz en esta vida, es esencial encontrar una pareja que te ame, o tener siempre el reconocimiento de tu familia, o tener esto o aquello.

Si para sentirte satisfecho en tu vida y alcanzar la felicidad necesitas que los demás te aporten cosas, lo único que hallarás será sufrimiento, ya que es imposible que logren cubrir todas tus necesidades con mucho que las exijas, ES IMPOSIBLE.  Es lícito desear un compañero o compañera con quién compartir tu vida, pero no apegándose a él o ella. Casarse no significa divorciarse de uno mismo.

Cultiva tu propia felicidad, siéntete responsable, maduro, toma conciencia de tus decisiones y de sus consecuencias, elige por tí mismo y no dejes nunca que tu bienestar, dependa siempre de corazones ajenos.

SEGUNDA LEY: VIVE EL PRESENTE, ACEPTA Y ASUME LA REALIDAD

En esta vida nada es eterno, nada permanece para siempre, todo va y viene, es su orden natural, un orden que nos cuesta mucho asumir en muchas ocasiones. Las personas estamos casi siempre centradas en todo aquello que ocurrió en el pasado y que, de algún modo, creemos que va a volver a ocurrir con toda seguridad, convirtiéndose en una dura carga que altera nuestro presente.

Tampoco es renunciar a tener metas en el futuro, todo lo contrario, fíjate metas que te ilusionen, que sean realistas pero ambiciosas, pero no te obsesiones con el resultado, disfruta de cada paso que das para conseguirlo, y lo que tenga que ser será, la mayoría de las veces lo que te parecía imposible lo alcanzarás pero disfrutando del camino para alcanzarlas, no lo conviertas en una obsesión por conseguirlas pues entonces vivirás en la ansiedad y no disfrutarás de los pequeños logros que se presentan en el día a día.

Esas desavenencias familiares, ese trauma del pasado, esa pérdida, ese fracaso sentimental o esa frustración no superada. Todo ello son anclas que nos aferran, que ponen cadenas en nuestros pies y anzuelos en nuestra alma. Es un apego tóxico y poco saludable que nos impide avanzar en libertad y plenitud.

Comprende, acepta, asume y aunque te cueste (que pasará muchísimas veces), aprende a perdonar. Te hará sentir más liberado y te ayudará a centrarte en lo que de verdad importa, el "aquí y ahora", que es donde tienes tu verdadera oportunidad. SE VALIENTE Y ADELANTE.

TERCERA LEY: PROMUEVE TU LIBERTAD Y PERMITE A LOS DEMÁS SER LIBRES

Asume que la libertad, es la forma más plena, íntegra, coherente y saludable, de disfrutar de la vida, de entenderla en toda su extensión.

Esto no impide que podamos establecer vínculos afectivos con otras personas, todo lo contrario, esto también forma parte de nuestra vida como personas que quieren amar y recibir amor.

El desapego implica que nunca debes hacerte responsable de la vida de los otros, al igual que los demás, no deben tampoco imponer sus principios, sus ataduras o cadenas personales para aferrarte a ellos. Es aquí donde empieza el auténtico problema y los sufrimientos en nuestra vida en común.

Los apegos intensos nunca son saludables, pensemos por ejemplo en esos padres obsesivos que se exceden en la protección de sus hijos y que les impiden poder madurar, poder ser adultos independientes. O en esa pareja que te reclama continuamente tu atención para sentirse acompañada, para no sentirse desamparada, y lo único que consigue es la infelicidad de ambos, ya que nadie puede llenar lo que no llenes tú por ti mismo.

La necesidad de "despegarse" es vital en estos casos, y ser valiente para salir de los límites de tu zona de confort y aprender de lo desconocido por tí mismo.

CUARTA LEY: ASUME QUE LAS PÉRDIDAS VAN A SUCEDERSE TARDE O TEMPRANO

Volvemos de nuevo a la misma idea: aceptar que, en esta vida, nada es permanente salvo el cambio. La vida, las relaciones, e incluso las cosas materiales, terminan desvaneciéndose.

Las personas se irán, los niños crecerán, algunos amigos dejarán de serlo y algunos amores se acabarán. Todo ello forma parte de la vida y del desapego, y como tal, hemos de aprender a comprender, aceptar y asumir para poder afrontarlo con mayor seguridad, con mayor fuerza. Pero lo que nunca va a cambiar, es tu capacidad de querer y amar. Y debes empezar siempre por ti mismo.

No es cuestión de resignarse, puesto que esto te lleva a la inacción y a la falta de ilusión por la vidad. Es aceptar que la vida tiene su propia forma de enseñarnos a entender que el valor más importante para cada uno de nosotros es amarnos a nosotros mismo y de esta forma poder compartirlo con los demás. Para compartir primero hemos de llenar nuestro corazón, sino lo único que compartimos con los demás es la necesidad de amar, pero nunca amor.

Bibliografía:

Walter Riso .- "Desapegarse sin anestesia"
Enric Corbera.- "El arte de desaprender"
Antoni Bolinches.- "El secreto de la autoestima"
José Antonio López Benedi.- "El código de las emociones"
Alejandro Jodorowsky.- "Cabaret Místico"
DeepaK Chopra.- "Las siete leyes espirituales del éxito"
Wayne Dyer.- "Tus zonas erróneas"


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